Neomirandea sp. B.
Arbusto, terrestre, ca. 2.5 m, erecto; tallitos esparcidamente sórdido-pilósulos a glabrescentes, huecos. Hojas opuestas, el pecíolo 2–9 cm; lámina 5–15 × 2.5–6 cm, elíptico-lanceolada a lanceolada, cuneada en la base, aguda en el ápice, irregularmente dentada, glabrada en el haz, esparcidamente pilosa a glabrescente e indistintamente glandular-resinosa en el envés, pinnadamente nervada, con 4–6 nervios secundarios por lado bien diferenciados en ambas caras, los terciarios bien diferenciados en ambas caras. Infls. corimboso-paniculadas, el eje esparcidamente pilósulo, las cabezuelas solitarias. Cabezuelas con pedículo 0.15–0.5 cm; filarios 14–17, en 3–5 series, 1.3–6 × 0.3–1 mm, los externos ovado-lanceolados a lanceolados, los internos enteros, caducos; receptáculo esparcidamente pilósulo. Fls. 8–10, la corola blanco lila, 3.5–4 mm, en forma de embudo a tubular, glabra internamente, los lóbulos 0.5–0.7 × 0.4–0.5 mm, glandular-resinosos (por lo general indistintamente). Frs. 1–1.5 mm, glabros; vilano 4–5 mm.
Bosque pluvial, tacotales, 1700–1800 m; vert. Carib. Cord. Central (Vara Blanca). Fl. mar. ENDÉMICA. (Kriebel & Solano 2981, CR)
Neomirandea sp. B se reconoce por sus láminas foliares irregularmente dentadas, esparcidamente pilosas a glabrescentes en el envés y pinnadamente nervadas, con 4–6 nervios secundarios por lado, y sus corolas glabras internamente; además, se caracteriza por su hábito de arbusto terrestre y tallitos huecos. Tiene similitud a la rara N. pithecobia, pero esta última se diferencia por sus cabezuelas con los filarios más numerosos (18–20, vs. 14–17), los internos persistentes (vs. caducos), y con mayor número de fls. (ca. 22, vs. 8–10), y sus frs. más largos (ca. 3.5 mm, vs. 1–1.5 mm) y pubescentes (vs. glabros). Comparar también con N. standleyi y N. sp. A; para distinguirlas, ver la clave (coplas 12 y 13) y los comentarios en estas spp.