Clibadium leiocarpum Steetz
in Seem., Bot. Voy. Herald 152 (1854).
Tipo: Panamá, Seemann 1591 (K!). Ilustr.: Gargiullo et al., Field
Guide Pl. Costa Rica 286 (2008).
Por J.E. Arriagada y J.F. Pruski.
Clibadium leiocarpum Steetz var. strigosum S.F. Blake, C. schulzii S.F. Blake.
Arbustos o algunas veces arbolitos, 2-5 m; tallos por lo
general densamente ramificados, estriado-angulados, densamente
piloso-tomentosos a frecuentemente estrigosos
proximalmente o rara vez estrigosos en toda su
longitud. Hojas pecioladas; láminas 5-20 × 2-10 cm, lanceoladas a ovadas, cartáceas a rara vez gruesamente cartáceas,
triplinervias desde muy por encima de la base, ambas
superficies típicamente estrigosas hasta la
superficie abaxial algunas veces serícea o muy rara
vez piloso-tomentosa o esparcidamente estrigosa, la
base aguda a atenuada, los márgenes serrados, el ápice acuminado; pecíolo (1-)2-6 cm, no alado, densamente estrigoso
a piloso-tomentoso. Capitulescencia frecuentemente
más o menos aplanada en el ápice, hasta con 100 cabezuelas, las últimas ramas
con cabezuelas moderadamente espaciadas a bien espaciadas; pedúnculos 0.5-1 mm,
típica y densamente piloso-tomentosos con tricomas
patentes o rara vez estrigosos. Cabezuelas 3.5-4.5
mm; involucro 3-3.5 mm de diámetro, turbinado a subgloboso;
filarios 3.5-4.5 × 3-4 mm, suborbiculares
a anchamente ovados, 7-9-nervios, típicamente glabros proximalmente y estrigosos distalmente, rara vez completamente estrigosos, los márgenes distalmente ciliados a
esparcidamente ciliados, el ápice agudo; clinanto sin
páleas o rara vez inconspicuamente paleáceo. Flores marginales (5-)7-9,
1-seriadas; corola 1.5-2.2 mm, blanca, glabra, 3-dentada, los dientes c. 0.4
mm; estilo c. 2 mm, las ramas 0.5-0.8 mm. Flores del
disco 10-15; corola 2.5-3 mm, 5-lobada, blanca, los lobos c. 0.5 mm, el ápice estriguloso; anteras c. 1.5 mm; ovario c. 2 × 1 mm, glabro,
los estilos enteros. Cipselas 1.5-1.7 mm, con
frecuencia cortamente rostradas, subglabras o algunas
veces esparcidamente vellosas con c. 5 tricomas o
esparcida a moderadamente papiloso-glandulosas en el ápice. 2n = 32. Bosques secundarios, orillas de caminos, márgenes de bosques, bosques
de neblina, selvas bajas perennifolias, laderas alteradas, matorrales,
pastizales. N (Araquistaín y
Moreno 655, MO); CR (Pruski
et al. 3822, MO); P (Woodson
et al. 908, MO). (30-)1000-2800 m.
(Endémica.)
Clibadium leiocarpum es muy similar a C. sylvestre, pero difiere de esta por los tricomas
típicamente más largos en los tallos y las hojas, los pedúnculos típicamente
con tricomas patentes, los filarios
típicamente glabrescentes proximalmente y estrigosos
distalmente, y las cipselas frecuentemente subglabras. Tal vez la característica más útil en la
identificación de C. leiocarpum es el contraste en indumento (y a su vez color) entre los pedúnculos
típica y densamente piloso-tomentosos y los filarios
típicamente glabros proximalmente, aunque se debe anotar que en ocasiones se
pueden encontrar plantas individuales con una rama estrigosa
y una rama con indumento patente. Strother (1999) trató C. leiocarpum como un sinónimo de C. surinamense. Clibadium leiocarpum, sin embargo, claramente difiere de C. surinamense por los tricomas adpresos sobre la superficie abaxial de las hojas (vs. patentes). El reporte por Nash (1976) de C. leiocarpum en Chiapas está basado en una identificación errónea.
Poblaciones de C. leiocarpum en la vecindad de San José, Costa Rica son en ocasiones morfológicamente
variables, y una de tales poblaciones ha sido segregada como C. leiocarpum var. strigosum, la cual se aproxima a la morfología de C. sylvestre. Características atípicas extremas en variación ocasionalmente encontradas
a través del área de distribución de las especies incluyen plantas con hojas
más gruesas, más marcadamente plinervias, o
esparcidamente estrigosas, tallos estrigosos,
pedúnculos estrigosos, los filarios
completamente estrigosos, o cipselas
moderadamente papiloso-glandulosas en el ápice. Sin embargo, ninguno de estos
extremos han sido observados todos en un solo individuo y tal variación no se
correlaciona bien con geografía. Por esta razón, parece mejor circunscribir
ampliamente C. leiocarpum como lo hizo Arriagada (2003), pero se debe tener en cuenta que varias características morfológicas
usadas aquí para caracterizar este taxón son en ocasiones plásticas.