Neomirandea guevarae R. M. King & H. Rob., Phytologia 24: 283. 1972.
Arbusto, terrestre, 2–4 m, erecto; tallitos glabros, huecos. Hojas opuestas, el pecíolo 1–12 cm; lámina 5–26 × 3.5–15 cm, ovada a oblongo-ovada, obtusa o subcuneada a subcordada en la base, aguda a subacuminada en el ápice, irregular y gruesamente dentada, glabra en el haz, glabra o (a veces) esparcidamente villosa junto a los nervios principales y eglandular en el envés, subplinervada a pinnadamente nervada, con 7–14 nervios secundarios por lado bien diferenciados en ambas caras, los terciarios bien diferenciados en ambas caras. Infls. corimboso-paniculadas, el eje esparcidamente estriguloso-pilósulo o puberulento a glabrescente, las cabezuelas solitarias. Cabezuelas con pedículo 0.2–1.7 cm; filarios ca. 15, en 4–7 series, 2.5–10 × 2–3 mm, los externos ovados, los internos enteros, caducos; receptáculo desnudo. Fls. 6–10, la corola lila, 5–7 mm, en forma de embudo, esparcidamente pubescente internamente, los lóbulos 0.9–1.2 × 0.6–0.8 mm, glandular-resinosos. Frs. 3.5–4.5 mm, glabros; vilano 5.5–6.5 mm.
Bosque pluvial, nuboso y de roble, bosques primarios, bordes de bosque y orillas de quebradas, 900–2150 m; vert. Carib. y cerca de la División Continental, Cords. de Tilarán, Central y de Talamanca. Fl. ene.–abr. ENDÉMICA. (Grayum 10284, CR)
Neomirandea guevarae se reconoce por sus láminas foliares irregular y gruesamente dentadas, pinnadamente nervadas, con 7–14 nervios secundarios por lado, y sus corolas esparcidamente pubescentes internamente; además, se caracteriza por su hábito de arbusto terrestre, tallitos huecos y láminas eglandulares en el envés. Comparar con N. pithecobia, una sp. rara que se diferencia por sus láminas foliares remota y gruesamente dentadas y cabezuelas con mayor número de fls. (ca. 22, vs. 6–10).